sábado, 31 de julio de 2010

Benditos sean el sillón y la tele.

Podría decirles que para el sábado tengo el reee plan. Podría decirles que me levanté tempranito para ir al gimnasio y que antes de eso desayuné una manzana y un pote de cereales sin azúcar (sí, sí, de esos insulsos que te dan ganas de escupir) porque estoy cuidando mi figura (que no sé para qué lo hago porque tengo la silueta perfecta y envidiada por todas).
Podría decirles que llegué del gim y llamé a un par de amigas para almorzar en alguno de esos lugares de comida china que supuestamente es re sana (porque es todo pescadito y verduritas hervidas, vieron?). Después de eso nos tomamos un helado de sabores “light” (de esos que solo Grido “vende” ridículamente).
Podría decirles que después de eso arreglamos para juntarnos en casa y después irnos de gira por el centro, por los pubs, a bailar. Podría decirles que mientras hacemos todo eso cada una de nosotras se encuentra un chico tres o dos añitos más grandes que nosotras y que increíblemente nos dio bola:O No, no, no nos dio bola, por poco nos pide casamiento. Nos invita un juguito de naranja (ya les dije, somos sanas, no tomamos ni coca, ni fanta, ni sprite, ni mucho menos alcohol), nos pide el teléfono, nos chamulla de lo liiiindo (y lo peor es que les creemos cada palabra que dicen), nos invita al cine la semana que viene y nos pide nombre y apellido para tenernos en Facebook y después así agregarnos al msn.
Podría decirles que después de la maravillosa velada nos vamos cada una a su casa y soñamos con ese chico perfecto. El domingo a la mañana nos levantamos y como tenemos todo estudiado nos pasamos el día entero hablando por teléfono, leyendo, pintándonos huecamente las uñas y escribiendo en nuestro blog…

…O podría serles sincera y contarles que no soy una persona muy organizada que digamos y que son las seis y media de la tarde de este sábado aburrido y todavía no tengo ni la más pálida idea de qué es lo que voy a hacer hoy.
Que me levanté a las diez de la mañana por los ruidos que hacían la escobita de la “chica” (tiene cuarenta y pico, no) que limpia en casa, los grititos de mis hermanas, los gritotes de mi mamá, a los divinos de “Los imaginadores” cantando en Playhouse Disney desde las siete y media, por la cumbia a todo lo que da que ponen los obreros de al lado, de enfrente, los que están en diagonal y los de al lado de mi vecina, y los silbidos de mi papá (no sé por qué, pero se le da por silbar toda la mañana del sábado y del domingo), y que por ende tengo una cara de zombie que ni el mejor Maybelline (o como se escriba) puede mejorar porque las ojeras violetas me llegan hasta la mandíbula(?).
Que desayuné en la cama la mitad de un sustancioso cafecito (la otra mitad terminó en la sábana, siempre me pasa lo mismo a pesar de llevar bandejita ¬¬) con medio paquete de galletitas “Cerealitas”, de esas que supuestamente son con pasas de uvas y te vienen con una mísera pasa en el medio, y que simulan ser dietéticas para engañar a las hipócritas como yo que quieren adelgazar (porque no, no soy 90-60-90, ja!) pero que se la pasan comiendo productos que dicen ser “light” y que nada que ver.
Y que después de eso desperdicié toda la mañana ordenando mi habitación (sin que nadie me lo pidiera, pueden creerlo?) y que en un intento de dejar todo limpito sacudí la alfombra dentro de mi pieza (no, no me hago, soy pelotuda) y casi me intoxico con la nube de polvo de hace cinco años que tenía encima.
Que cuando terminé ya era la hora de comer y me tuve que tragar todo el puchero (que antes era mi comida preferida pero de tanto comerlo me asqueé y lo odio con todo mi ser).
Que después de eso empecé a escuchar cds viejos que encontré en un cajón y descubrí que esa canción que tanto me gustaba (Ain’t no sunshine) es de Bill Withers, y que encima soy una ignorante porque no tenía idea de quién era. Que desde el almuerzo que no paro de escuchar música y de aturdirme con The Killers.
Que estuve toda la tarde con el celular encima desesperada y rogando porque salga algún plan que sé que no va a salir.
Que voy a terminar como siempre: comiendo unos deliciosos tacos caseros, escribiendo (baa, haciendo mi descarga emocional(?) en mi blog y que me voy a alquilar alguna peli, posiblemente “Diario de una pasión” porque soy la única adolescente que no la ha visto en la faz de la Tierra. Que voy a terminar acostándome a las cinco de la mañana a pesar de que no estoy de joda pensando en los que sí lo están y en que seguramente él está volviendo de bailar. Y que mañana, domingo, el día más depresivo de la semana, voy a tener que hacer todo lo que no he hecho hoy ni en todas las vacaciones, como leer un libro para el colegio, y aunque esté bueno lo voy a odiar porque odio leer obligada. Quizás si tengo tiempo pueda seguir leyendo mi adorado “El beso de la mujer araña”, y seguramente llame a alguien porque no tengo contacto con la vida social desde anoche. No hablemos de arreglarme las uñas, me suena a hueca y mis uñas son algo tan desastroso que no se pueden arreglar ya.
YO ANTISOCIAL? LOSER? Para nada. Sólo es un fin de semana más... a mi manera.

jueves, 29 de julio de 2010

Tenés la receta justa...



... para hacerme sonreir.♪



(y quizás hasta un gualicho del olvido;)

miércoles, 28 de julio de 2010

HELP, I NEED SOMEBODY.

Tengo los ojos hinchados, rojos, achicharrados de haberme acostado a las ocho de la mañana y de haber dormido tan solo tres horitas. Tengo una roncha roja que me arde, me pica y cada vez se extiende más en medio de la geta (seguro son los síntomas de la alergia que me agarra siempre por el comienzo de clases¬¬). Parece que mis manos se van a agrietar en cualquier momento, parecen lijas de no usar nunca ni una mísera gotita de crema. Me duelen las piernas de bailar, me duelen horriblemente. Tengo el pelo empapado por haber salido de la ducha hace dos minutos. Tengo el flequillo totalmente electrizado, es un puercoespín, en serio (?). Me duele muchísimo la cabeza y sin embargo sigo escuchando la música a todo lo que da. Estoy en un estado, digamos…vegetal. No siento. No estoy triste ni contenta, es como si tuviera la mente desconectada. No paro de decir boludeces cada cinco minutos (aclaro, es producto del sueño, yo nunca soy así(?) Me estoy cayendo arriba del tablero. No tengo ni una sola lapicera en la cartuchera. Mi supuesta carpeta es un montículo de hojas y pruebas todas salidas. A las seis y media tengo inglés, y no tengo ni ganas de ir. Tengo sueño, muuucho sueño.

Estoy perfecta para empezar las clases mañana, ¿vieron?

martes, 27 de julio de 2010

Cambio sonrisa por un peso (?)

Las lágrimas me iban recorriendo las mejillas, por poco. Trataba de retenerlas, pero no, caían solas dejando al descubierto la bronca que llevaba encima. Me había bajado del auto con un portazo y toda despeinada de haber estado discutiendo. “Es tu responsabilidad”, retumbaban los gritos de ella en mi cabeza. Me dejó en medio de la peatonal para que comprara un par de cosas. Cuando me bajé del auto un viento frío me azotó, y la melena (que llevaba suelta) se me enredó toda detrás de la espalda. Sin pensar me dirigí hasta el negocio y compré todo de una vez. Me quedaba mucho tiempo. Iba a pasar por mí a las siete y media y recién eran las seis. Seguí caminando por la ciudad. Yo, ahí, en medio de una multitud movilizada, alocada. Empezaba a tener miedo. El sol ya se estaba ocultando, tenía frío, y esa brisa seguía molestándome, despeinándome.
Caminé y caminé.
Pasé esa plaza en la que se escondía un recuerdo, o varios. Me imaginé a mí, devuelta sentada bajo ese árbol, hablándole, riéndome. Sonreí inconscientemente. Las lágrimas volvieron a brotar. Estaba sensible, eso lo sabía, la película de anoche me había afectado bastante, ¿pero hasta este punto?
Caminé y caminé.
Caminé y llegué hasta un semáforo. Tenía el paso para mí, y un chico hacía malabares en medio de la senda peatonal. Me llamó la atención las pelotitas de colores. Giraban y giraban, y mi cabeza las acompañaba en un movimiento circular. Esos colores, esa gracia para moverse. Esa gracia que tenía él de hacerlas volar. Y de las pelotitas mi mirada pasó a él. Cuando terminó y pasó por los autos pidiendo moneditas se acercó a la esquina desde donde yo lo miraba y me hizo una sonrisita compradora. Y me compró. Me robó una sonrisa… y un peso. Y así me fui, con el viento congelándome, pensando en cómo puede ser que un chico como él estuviera en la calle, haciendo malabares, sonriéndole a desconocidas y pidiendo monedas así como así.





[ Es lindo en que esos días en que todo te sale mal y te sentis para la meerr que algo tan insingnificante como la sonrisa de un desconocido te cambie el ánimo ]

domingo, 25 de julio de 2010

Fate, are you there?

Hoy me di cuenta como una película te puede afectar tanto hasta el punto de ponerte idiota y de querer irte a la mierda.
Te deja una enseñanza, aunque ahora no la quiera ver. Es genial.
Fuck you “500 days of Summer”.


-Tom:
Siempre haces lo que quieres, ¿verdad?...Nunca quisiste ser la novia de nadie y ahora eres la esposa de alguien.
-Summer: A mí también me sorprendió.
-Tom: Creo que nunca llegaré a entenderlo. Vaya, no tiene sentido.
-Summer: Ocurrió por sí solo.
-Tom: Exacto, eso es lo que no entiendo. ¿Qué es lo que ocurrió?
-Summer: Me desperté un día y lo supe.
-Tom: ¿Qué supiste?
-Summer: Algo que contigo nunca estuve segura.



-Tom: ¿Sabes lo que es un fastidio? Darte cuenta de que todo en lo que crees es una mentira total. Es un fastidio.
-Summer: ¿A qué te refieres?
-Tom: Ya sabes, el destino, las almas gemelas, el verdadero amor…todos esos cuentos de hadas estúpidos de la infancia. Tenías razón, debí hacerte caso.
-Summer: No…
-Tom: Sí. ¿Qué? ¿Por qué sonríes?
-Summer: Tom…
-Tom: ¿Qué? ¿Por qué me miras de esa forma?
-Summer: Bueno, ya sabes, supongo que es porque…estaba sentada en una cafetería leyendo Dorian Gray y…se me acercó un tipo…y me preguntó por el libro…y…ahora es mi esposo.
-Tom: Si…¿y qué?
-Summer: ¿Y si hubiese ido al cine? ¿Y si hubiese almorzado en otro lugar? ¿Y si hubiese llegado diez minutos después? Estaba…Estaba escrito. Y no hacía más que pensar: Tom tenía razón.
-Tom: No..
-Summer: Sí, lo pensé. Lo pensé. Pero no era yo con la que tenías razón.




Perdón si le cagué la película a alguien, la película me cagó el ánimo a mí.
Últimamente estaba algo supersticiosa con eso del destino, con eso de que las cosas están preescritas. No sé…Según la teoría de una amiga todos tenemos nuestra media naranja, ese alguien que nos complementa a la perfección y el cual está hecho para nosotros. Pero la cosa no es tan sencilla, tiene su explicación. Ella dice que puede ser que jamás la encontremos pero de que existe, existe seguro. Dice que quizás te cases con alguien que no es tu media naranja y seas feliz toda la vida, pero que siempre estará tu mitad. Puede estar en la otra punta del mundo, en China, puede ser tu vecino. La cuestión es que no siempre estaremos con ella y puede ser que no la conozcamos nunca. Conclusión de cierre: Por más supersticiosa que me haya puesto no creo en las medias naranjas, ni pomelos, ni limones; no creo en el destino; la película me puso sensible; y encima seguro le rallé todo el dvd al del video por pausar y rebobinar para ver los diálogos, ja aja aja aja. Chau Genteeeeee.

Sí, podemos.



Can we climb this mountain?
I don't know.
Higher now than ever before.
I know we can make it if we take it slow.
Let's take it easy.
Easy now, watch it go !



jueves, 22 de julio de 2010

Ugly Betty.



Henry: ¿Y ahora qué hacemos?
Betty: Supongo que tendré que admitir que siempre estaré un poco enamorada de ti.
Henry: Supongo que tendremos que decir adiós, una vez más.
Betty: Adiós, Henry.
Henry: Adiós, Betty.

[ Betty, no sabes lo bien que me caes. Tus situaciones siempre me identifican, especialmente si me recuerdo en la primaria, en aquellas épocas cuando usaba brackets, una colita de caballo baja (así, bien machito), botines de fútbol (rosas, por supuesto) y jugaba al fulbol' en el equipo del colegio, la única mujer entre 700 monos de once años. Qué horror. ]

lunes, 19 de julio de 2010

Sea Flashback.

Pensé que ya había salido a la superficie, pensé que le había ganado al mar hace rato, pero ahora me vuelvo a encontrar acá, ahogándome.
Después de lo que dije- que no fue lo que quise decir- otra de esas olas interminables me volvió a arrasar. Después de recordar el primer hola, el primer chau; el primer mensaje, el último; su canción, la mía, la nuestra; él corriendo tras la pelota, yo imitándolo; un mar impregnado con su imagen; un cielo gris; él bailando, yo junto a él, envueltos en esa magia; su sonrisa, sus ojos; su pelo; nuestras risas; esas conversaciones que hubiese querido que no acabaran y las que hubiese borrado de mi mente y de la suya para siempre; la florcita plateada que me dio y que todavía guardo; una palabra, y otra, y otra; un abrazo; el cartel que nunca le di; su mirada, la que no soporto, la que intimida, la que me encanta; las gomitas que no me dio, y las que sí; las noches compartidas y las de soledad; la lejanía y la cercanía excesiva; un beso; otro abrazo; su mano y la mía; su perfume; las distancias; sus escritos; la noche en la que él tocó y yo canté; su indecisión y mi ilusión; mi desilusión, y una más, y devuelta otra; su voz susurrando en mi oído; ella; una mentira; un perdón; una herida abierta; mi insensibilidad; una elección, suya, por supuesto; mi arrepentido adiós, y el suyo también.
Me vuelvo a ahogar, no tengo quién me tire un salvavidas esta vez. Caigo en un remolino de idas y vueltas, como antes, pero hay una diferencia ahora: creo que ya no hay retorno. Bajé los brazos, me cansé de nadar contra corriente. Y ahora ni siquiera puedo levantar la cabeza fuera del agua, ahora que siento el efecto de su granada, ahora que sí siento su ausencia. Me ahogo, ya no respiro, veo nublado. A pesar del frío siento las lágrimas hirviendo que recorren mis mejillas hasta el cuello, mis lágrimas. Aunque para mí esto no sea una guerra, yo también me estoy muriendo.


sábado, 17 de julio de 2010

Actions & Reactions.

Reacción de una chica normal ante el “no” y la desilusión de no ser querida por esa persona:

  • Se llora la vida.
  • Se hace un buen pote de pochochos y se alquila una maratón de películas súper dramáticas y súper románticas para llorar toda la noche del sábado.
  • Se encierra en la pieza con música totalmente deprimente a deprimirse más de lo que está.
  • Se pregunta qué carajo hizo mal para que las cosas salieran así.
  • Escribe textos larguísimos sobre lo dolida que está, sobre lo mucho que lo ama, y sobre lo mucho que le va a costar olvidarlo (si es que lo olvida).
  • Se interna en el mundo de la fantasía de sus libros que la hacen escaparse un rato de su triste realidad.
  • Tiene infinitas charlas con sus amigas, que la van a consolar y lo van a putear a él por sobre todas las cosas.
  • Revisa el muro de él, el blog de él, se fija si está conectado, qué canción puso esta vez de estado, si la otra le firmó el muro o si puso algún “me gusta”.
  • Vuelve a leer sus cartas (si es que las tenía), a ver las fotos de ellos dos, a llorar nuevamente.
  • La maldice, lo maldice y se maldice ella misma.
  • Lee los mensajes viejos de él (los tenía TODOS guardados).
  • Lee el horóscopo, seguro que los astros tuvieron que ver en todo esto, tal vez por eso no la quiere (?)
  • Y con el tiempo se olvida de él hasta que conoce a otro y empieza todo de nuevo.

Reacción de una chica anormal (o sea, yo, Tori) ante el “no” y la desilusión de no ser querida por esa persona:

  • Se pregunta “¿qué pasó?”, “¿tan rápido se olvidó?”, “¿tan poco le importé?”. Sabe las respuestas y por eso se deja de martillar la cabeza.
  • Se alivia al sacarse un peso de encima, de aclarar todo, de haber dejado en claro que no es ninguna tonta (por si no se sabía, vieron?).
  • Se maravilla de esa “intuición femenina” que tiene.
  • Manda todo a la mierda y sigue el consejo de su sabio amigo: “Si la vida no te sonríe, sonreíle vos”.
  • Se da cuenta de lo agotada que estaba de todo eso y se siente feliz a pesar de que no tiene motivos.
  • Arregla planes para esa misma noche y toda la semana que le sigue.
  • En vez de ver películas deprimentes engancha una fanfarroneada yankee en la que todos están buenos y son corredores de picadas ilegales.
  • Se prueba toda la ropa del placard para ver que se pone a la noche.
  • Delira un par de horas con sus amigas, el mejor remedio.
  • No llora, no porque se haga la dura sino porque ya lo hizo, esa parte ya la pasó hace rato.
  • No le tiene bronca a la pobre piba, la compadece.
  • No lo odia a él, las cosas fueron como fueron, no sos el indicado, listo, damos vuelta la página; y no es que ande con el ego por el cielo, pero te perdés mucho!
  • Se aturde con Las Pastillas, The Police, algunas bandas no reconocidas y The Cure que le levantan el ánimo.
  • Sonríe y espera lo mucho que va a llegar.
  • Piensa “Hoy ES un gran día”.

Chau, te quiero.






(El tema no viene al caso, la letra menos, pero es uno de las tantas canciones que me animan.)

miércoles, 14 de julio de 2010

Miedos.

Aunque me haga la fuerte, aunque parezca que nada me afecta, aunque me haga la insensible y la rebelde, aunque me haga la que lo odio y la que ya no me importa, mi lado sensible está muy presente, sobre todo ahora que me siento sola.
La única luz que me ilumina es la de la computadora, y la oscuridad- no sé por qué motivo- saca a relucir mis miedos e inseguridades. Creo que es porque mucho tiempo le temí a la oscuridad misma.
De chiquita (hasta los diez años, que ya no era tan chiquita!), dormí con la luz del baño del pasillo prendida. Le tenía miedo a quedarme a oscuras (admito que ese miedo sigue presente), pero en realidad no sabía a qué le temía de la oscuridad, todavía no lo sé. Nunca pensé que desde la penumbra de la noche me fuera a salir un monstruo ni que del armario saliera un Monster Inc en persona, no, sólo me daba miedo la oscuridad.
A los cinco años más o menos, pasada la etapa del Edipo, cuando dejé de ver a mi papucho como el único y perfecto ser con el que ME iba a casar sin importar si le gustaba o no a mamá, empecé a temerle a no casarme nunca, a ser una solterona de por vida (miren de lo que me preocupaba a esa edad!).
A los seis años, ya en primero, me empezó a agarrar pánico a tener que repetir de año, y es ahí el comienzo de mi ñoñez.
A los siete me traumé con la típica paranoia del “alguien está detrás de mí”. Era horrible. Estaba obsesionada. Casi nunca dejaba que hubiera espacios libres detrás mío, y caminaba contra las paredes como una loca (parecía ser una espía de misión imposible).
A los ocho, empecé a temerle a uno de los miedos que más me ha afectado y que más me afecta: que mis viejos se separen. Ya sé, no es gran cosa, ahora que estoy más madura lo sé. Tengo miles de amigos con padres separados que viven perfectamente, pero no sé, no soportaría la idea de perder a mi familia tal y como es. No soportaría el dolor de mis hermanitas, no soportaría pensar que no queda nada. Ya sé, tengo un concepto medio errado de esto, pero así lo siento.
A los nueve los zombies me empezaron a asustar demasiado debido a películas que vi y que no debería haber visto (como Scooby-Doo, por ejemplo(?). Sí, es patético. Mis miedos, a medida que iban creciendo, se iban convirtiendo en miedos más inmaduros y de nenes más chiquitos, era como que hacía un retroceso.:P
A los diez tuve miedo de que mientras dormía me atacara un vampiro. ¡Qué irónico! Ahora ando leyendo sobre ellos, sueño que me caso con uno, ¡que soy uno de ellos! Aja ja aja ja.
A los doce se le sumaron a la lista de miedos los típicos tormentos que tenemos las mujeres cuando nos estamos convirtiendo en “mujercitas”. Yo, una niña tan inocente, enajenada del mundo, desinformada de todo aquello. ¡Quise huir! ¡Imagínense!
A los trece, cuando me cambié de colegio, tuve mucho, pero mucho miedo a no ser aceptada. Era todo nuevo para mí, la secundaria, la escuela nueva, compañeros nuevos, gente que no conocía. Lo superé en seguida, ser una persona de naturaleza sociable ayuda mucho en esos casos:)
Y hoy, bué, hoy tengo mis miedos, aunque me haga la dura. Tengo miedo a no poder superar. Tengo miedo a no olvidar. Tengo miedo a no volver a amar. Pero me di cuenta de que no me influye tanto. Por más miedos que tenga sé que no hay por qué temer porque yo lo voy a lograr.

(A pesar de esas últimas palabras de aliento, prendí la luz. Soy una cagona sin remedio.)


El chico de la esquina.

Todos los días, a la salida de la escuela, en la misma esquina, a la misma hora, en el mismo lugar, contra la misma pared, con el mismo sol encandilándonos, estamos nosotros dos. Todos, todos los días. Todos los días reímos, de boludeces, de la vida. Cuando estamos juntos nos reímos de la vida, nos burlamos de la mierda que nos suele golpear, le hacemos “fuck you” al destino, porque juntos todo es mejor, porque los amigos hacen que todo sea mejor.
Pero ahora viene y me dice esto. Dice que está sufriendo, que lo lastimó. Yo ya sabía eso, me doy cuenta de esas cosas, sobre todo con los amigos.
Pero basta, no me cuentes más. No me cuentes más que te dejó. No me cuentes que la muy hija de puta salió y tomó, tomó, mucho, mucho de más, y que se fue con otro. No me cuentes que no cortó con su supuesto ex mientras estaba con vos, no me cuentes que encima su ex estaba en esa fiesta y que la vio con el otro, otra de sus víctimas.
No me interesa saber cuánto te importaba. No me interesa saber que aunque la odie por hacerte esto me esté dejando un escaloncito libre a mí. No sé si quiero subir ese escaloncito.
Pero bueno, ya conocen la historia. La amiga le ofrece sus oídos, él se desahoga, la abraza, le agradece y se va, mejor al menos. ¿No les suena?

sábado, 3 de julio de 2010

Invierno.

Suelen decir que el invierno siempre se lleva algo. Dicen que es época de pérdidas, y no sé porqué lo hacen. Quizás sea por el frío, por la nieve, por los vidrios empañados, quizás. Quizás sea verdad. Pero si algo se va, algo nuevo llega, sé que es así. Se cierra una puerta, se abre otra.
Igualmente sigo pensando que no es así. Para mí el invierno es todo esto:

Dos semanas seguidas de insoportables y eternos cuatrimestrales. Conclusión: cerebro quemado, cero tiempo para nada, novecientas tazas de café, más horas despierta que dormida (cuatro horas de sueño por noche para ser exactos), cero computadora, resúmenes de quince páginas o más, cruces con el de ética.+ Dos semanas y media de cielo que le siguen a las semanas de calvario (Benditas sean vacaciones!)+ Dos semanas de puro ocio y gomitas, libros y música, salidas y joda+ Superación+ Falling away with you y el bombardeo de recuerdos que trae.+ Volver a ser la de antes, volver a reir, a salir, a tener tiempo para mí, tiempo con ellos, los mejores amigos (del mundo)+ Cagarme de frío (sobre todo en las cuatro mañanas que me quedan de colegio y su odiosa faldita¬¬)+ Ser un poquito egocéntrica y ocuparme de MÍ+ Mucha, pero mucha música.+ Extrañar inglés (o a los compañeros?)+ Muuuchas películas (sobre todo esas bien dramáticas para llorar toda la hora, vieron?)+ Leer THE HOST, nuevamente.+ Paramore.+ Muse.+ Ese ataque de rebeldía repentino que me agarró hace poco y que me lleva a hacer cosas sin pensar (?)+ Dedicarme a escribir.+ Cine y pochoclos :) + Una falta de amor que sé que mata a cualquiera (lo cual me consuela para no pensar que yo soy la débil)+ Poca compu (lo dudo, pero últimamente no la necesito:)+ Handball! (Sí! YO! Justamente YO haciendo un deporte!)+ Rock Nacional+ Quinces(: + Alguna que otra ida a bailar+ Olvido.+ Mi otro mundo, dimensión, planeta: mi adorado MP4+ Resfrío tras resfrío+ INDIGNACIÓN+ Agradecer de lo que me salvé! (Realmente me salvé?)+ Mucho fútbol (y los que juegan fútbol;)+ Fiebre de mundial; Vamos vamos Argentinaaaaa; Sudáfrica; Higuain, Agüero, Pastore, Palermo, Romero (TOOOODOS♥); octavos, cuartos, y hasta ahí llegamos:( + Amor por James y su música+ Youth Group+ Letras depresivas+ Bronca+ Alemán?+ evitar ESOS lugares, ESAS canciones, ESAS bandas.+ “Acá no pasó nada”+ Futuros reencuentros con el pasado+ GOMITAS, MUCHAS MUCHAS GOMITAS!+ Dos semanas y media sin la mejor amiga, consejera, psicóloga (qué diablos voy a hacer? Aja ja ja)+ Un día del amigo sin muchos de ellos:/ + Guitarra+ Cantar mucho (a pesar de los dolores de garganta)+ Reiteradas, muy reiteradas, visitas de Buenos Aires, lo que significa: una casa llena de tíos, abuela, primos, dormir por quincenas en un colchón desgastado, etc. etc.+ Dos meses para mi cumpleañosJ+ Quedarme sin el pan y sin la torta (Y lo mejor es que no me importa!)+ Sin vos+ Amigas que soporten mis quejas, malhumores y tristezas+ Amigos que me soporten así, pancha como soy, idiota e irascible+ “Tiempo al tiempo”+ “Todo vuelve” (Y espero que así sea, sin rencores.)+ RESOLVE (de una vez por todas)+ Trasnochadas+ Largas siestas+ Algo que se fue, que se va.+ Mucho que llega;)

El invierno, con sus pros y sus contras es, sin dudas, la mejor estación del año.