sábado, 26 de febrero de 2011

Valparaíso.

...Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.


(Pablo Neruda, "Poema 1", "Veinte poemas de amor y una canción desesperada").

Se rinden ante lo primero que encuentran. Se les doblan las rodillas frente a un barsucho onda centroamericana. Piden comida cubana en tierras chilenas, toman jugo de maracuyá bajo una sombrilla auspiciante de gaseosas norteamericanas de segunda que tapan un sol que no existe. Se les acercan perros hambrientos, pulgosos, demacrados, con la esperanza de comer algún resto de lo que queda, y sus bocas (peores que las de los animales) ceden un último bocado de pan y sus colas se mueven al unísono demostrando un sentimiento parecido al de la felicidad. Un mendigo pide monedas que no tienen. Ciudad de las almas perdidas, ellos son dos de ellas. Una canción de Oasis retumba en la cabeza de ella, no lo puede ver a los ojos. Se acerca un cantautor aficionado con su charango. Recita frases, canta con su voz de fumador. Habla sobre esa nostalgia de domingo lluvioso, y siente esa misma desesperación. Se acomoda el pelo desgreñado, se come las uñas. Y las suyas, las de él, se tambalean en la mesa en señal de impaciencia. Ella larga un suspiro que se desparrama en el aire aplastante. Se seca el sudor de la frente y espera que aún así la mire. “Mirame!”, grita para sus adentros. “Mirame aunque transpire, me coma las uñas, y aunque siga siendo una extraña más jugando a ser amiga e intentando conquistarte”. Pero para él siempre van a ser dos extraños sentados en un barsucho onda centroamericana comiendo un sándwich cubano en tierras chilenas, tomando jugo de maracuyá bajo una sombrilla de gaseosas norteamericanas de segunda que tapa un sol que no hay, alimentando a perros vagabundos, escuchando a un cantautor aficionado con su charango. Dos extraños que no se miran a los ojos. Dos a la deriva. Dos, en la ciudad de las almas perdidas.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Y bueno, así salí.










CaracteristicaGrado
DESCONFIADO (paranoide)NADA
SOLITARIO (esquizoide)UN POCO
EXCÉNTRICO (esquizotipico)UN POCO
TEATRAL (histrionico)UN POCO
TRAVIESO (anti-social)NADA
PRESUMIDO (narcisita)NADA
TRÁGICO (limite)NADA
MANIATICO (obsesivo-compulsivo)MUCHO
SUMISO (dependiente)UN POCO
TÍMIDO (evitativo)UN POCO



Sí, preocúpense. No no, por cómo me salió el test no. Porque sí, soy solitaria (y no un poco precisamente). Porque es verdad, soy histriónica y un poco excéntrica. Porque soy antisocial (test choto te confundiste, lero lero(?) . No se confundió en decir que soy bastaante maniática/obsesiva-compulsiva, pero dependiente? Nah, para nada. Creo que no hay persona más independiente que yo (se los dice una piba que ya desde que era una mocosa de tres/cuatro años se prepara toodo solita para la escuela -en ese momento jardín- la noche anterior y se lavaba solita el culito). Bueno, pero todo esto no viene al caso. No hay porqué preocuparse de todo eso, sino por el hecho de que malgasto tiempo en hacer estas cosas y encima hago "entradas" (esto no se merece tanta calificación) sobre esto. Y bué, son vacaciones.

domingo, 6 de febrero de 2011

La llave de la verdad.

El deseo de cohabitar con una mujer es más intenso cuando se está solo que cuando se yace con ella. (Augusto Roa Bastos en Metaforismos).


En ese momento llevaba veinte años de matrimonio. Dos de una pasión incontrolable. Uno de nacimientos. Tres de zapatillas rotas, una comida al día, de necesidad de una ayuda que el Estado nunca les dio, de resfríos incurables. Cuatro de arduo trabajo por conseguir todo aquello que les faltaba para salir adelante. Diez de monotonía.
Sentada allí, en la punta de la cama, espera a que su marido salga del baño de aquella suite más grande que cualquiera de los otros cuartuchos que habían habitado antes, pero que jamás podría reemplazar esos años de cálida pobreza ante las sábanas frías de hoy, en las que descansaba Lucía en ese instante.
Se abrió la puerta del baño y se apresuró a pronunciar:
-Ángel.
-¿Qué pasa?- contestó sombríamente él, como si cada palabra salida de la boca de su esposa fuera una sarta de culebras intentándolo atrapar, engañándolo.
-Voy a ir al grano. Hace un par de años me encontré con mi primer novio.
-¿No ibas a ir al grano?- la interrumpió.
-Hace un par de años me acuesto con él.
De espaldas a ella sonrió satisfecho. Era la excusa perfecta para –de una buena vez por todas- abandonar esa imitación de matrimonio fallida que se había convertido en una jaula de la que ambos intentaban escapar.
Ante esa oportunidad tan única no dudó un segundo, y con paso decisivo cruzó la puerta y no la vio más.