Hace nueve años más o menos conocí a un tipo por Internet. Era una de esas redes sociales para solteros desesperados. Sí, lo admito, yo era una más de ellos. Nunca me había ido bien en el amor y la mala racha sigue hasta hoy.
A fines de Agosto de ese año conocí a Victor. Parecía amable, no tenía bigote, ojos azules, una linda sonrisa (o era muy fotogénico), barba candado, pelo castaño, buena altura, facherito y un carisma inigualable. Parecía buen hombre y lo más importante: no perfilaba para violador o secuestrador! La verdad es que no sabía porqué estaría solo, porque simplemente era perfecto. Por todo eso arreglé encontrarme con él el once de septiembre de 2001, en un café de Nueva York no muy concurrido ni tampoco tan desolado para hablar tranquilos y en caso de que me equivocara y realmente fuera un violador o algo de eso pudiera escapar (sí, soy algo paranoica).
Me desayuné todos los diarios del café esa mañana esperándolo. Quedamos a las nueve porque a la tarde trabajaba y esa noche se iría de viaje. Lo esperé una hora, una hora y media, dos. Quizás el tráfico lo había demorado, o no encontraba qué ponerse, o se sentía mal, o se había quedado dormido. O simplemente se había arrepentido. Volví a casa con la vena hinchada, decepcionada y prometiéndome nunca jamás volver a meterme a páginas como esa.
Nueve años más tarde me entero de lo que pasó. Hoy por casualidad (jamás veo esa sección) ojeé la parte “fúnebres” del diario:
“Victor Vega. 11.09.01, 08.45 hs. Tu familia te extraña”.
Ocho y cuarenta y cinco, ocho y cuarenta y cinco. Once de septiembre. Dos mil uno. Torres Gemelas. Era irónico darse cuenta nueve años más tarde. Y yo que le tenía rencor. Y de pronto se me vino todo un mundo encima. Y empecé a preguntarme que hubiera sido si él hubiese acudido a la cita, si nos gustábamos y nos terminábamos casando y teniendo tres hijos y siendo un matrimonio feliz. O no. O si nos hubiésemos separado, o si él me acosaba en la reunión, o si era un loco y terminaba obsesionado conmigo y me llevaba a su cama y me mataba, o, o, o…
Todo pasa por algo, supongo. Y en la memoria de Victor digo: “Fate is fate”.
4 comentarios:
No pude evitar asociarlo con la peli Remember me!
Es una historia interesante y trágica, pero quizás no sea obra del destino. No todo es blanco o negro. Existen los grises y la mina ésta no los ve.
De todos modos, me encantó la historia.
Bezitozz Tori
Si se me permite decir unas palabras (?) tu blog es una de esas joyitas que no se encuentran siempre, al menos desde mi punto de vista (o por ahí me gusta mucho porque es muy de mi estilo).
Whatever. Me encanta tu forma de narrar y las historias son buenísimas (yo escribiría ficción en mi blog pero no se me ocurren historias cortas, son jodidamente difíciles de inventar para mí!)
Bueno, la hice muy larga, me voy.
Besos!
¡Qué historia! Estaba para publicarla. Me gustó mucho, parece de una película. Sí, es irónico. A veces la ironía no está tan buena.
Un beso
http://unamoscadesnuda.blogspot.com
Que sorpresa!!!
Una historia que nunca fué. Un misterio sin descubrir.
De eso se trata la vida. Aunque pensemos que tenemos todo bajo control, aunque pensemos que nunca se puede estar peor, siempre existe la posibilidad de estar peor. En eso no debemos perder las esperanzas.
Te sigo
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